Puede que un día todo se pare. Que la tierra decida
no moverse más. Que el sol deje de calentar o que lo haga con mucha intensidad.
Que un tornado arrase con árboles, casas, coches, personas. Con la vida. Con la
de cada uno de nosotros. Que nos colemos por ese embudo mortífero y no
respiremos más. Acabando así con ilusiones, miedos, propósitos, promesas ; pero
hasta ese momento, seguiré viviendo igual de feliz junto a vosotras, esas
personas que siempre han estado ahí, y que espero, siempre lo estén.
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